La radiación solar ultravioleta que llega a la
tierra supone un 6,8% del total de la radiación que atraviesa la capa de ozono.
Esta radiación posee una mayor intensidad en verano, en regiones cercanas al
Ecuador y en latitudes más altas, por lo que conviene siempre protegerse usando
un protector
solar específico a nuestro tipo
de piel y fototipo. Además es importante tener en cuenta
que sus efectos se intensifican con el viento, la arena, la nieve o el
reflejo del agua.
La radiación UV puede dividirse según su
longitud de onda en tres grandes tipos:
• La radiación UV-A es la de mayor
longitud de onda, por ello penetra en mayor cantidad y más profundamente en la
piel. Su alto nivel de energía aumenta la formación de radicales libres,
produciendo un envejecimiento prematuro y daños permanentes en la dermis. Es
también responsable del fotoenvejecimiento de la piel y de las manchas solares.
• La radiación UV-B es la
responsable tanto del bronceado como del eritema solar y las alergias, sólo
llega hasta la epidermis.
• La radiación UV-C es la que
contiene mayor energía, pero es a la vez la menos peligrosa, ya que no llega a
la superficie terrestre, gracias a la capa de ozono.
Como vemos la radiación ultravioleta está
siempre presente en nuestro día a día y puede tener efectos dañinos sobre
nuestra piel, por lo que, si vamos a exponernos al sol, debemos
protegernos aplicando un protector solar que incluya el símbolo “UVA” en su
etiquetado, y que el factor de protección solar sea el adecuado a nuestro
fototipo de piel.
Para garantizar una exposición sin peligros,
aplica tu crema solar, deja que la piel la absorba y luego aplica tu maquillaje
con normalidad, te recomendamos hacerlo todas las mañanas para asegurarte una
piel protegida del sol, sin manchas y sin envejecimiento prematuro provocado
por el sol.
FOTOTIPO
Para elegir el factor de protector solar
adecuado es fundamental que sepamos cuál es nuestro fototipo. En función del
tono de nuestra piel, el color del cabello, y color de ojos, tendremos un tipo
u otro, por eso es esencial conocerlo. Pero, ¿en qué consiste exactamente? El
fototipo se establece en función del nivel de melanina en la dermis y nos
indica la forma en que nuestra piel asimila la radiación solar.
Existen 6 categorías diferenciadas:
Fototipo I: Personas con piel muy pálida,
pecas en el rostro y pelo pelirrojo o rubio casi platino. La piel se quema
fácilmente y no se broncean nunca. Suelen sufrir reacciones fotoalérgicas al
exponerse al sol.
Fototipo II: Personas con piel clara y pelo
rubio o castaño claro. Se queman fácilmente y su piel adquiere un ligero
bronceado cuando se exponen al sol.
Fototipo III: Es el más corriente. Personas
con pieles intermedias y cabellos rubio oscuro o castaño. La piel tiende a
enrojecerse los primeros días y se broncean después de la exposición.
Fototipo IV: personas de piel oscura y pelo
moreno o negro. Raramente se queman y se broncean con rapidez.
Fototipo V: Personas de raza árabe, asiáticas
o latinoamericanas con pieles morenas y cabellos muy oscuros. Se broncean con
gran facilidad.
Fototipo VI: Personas de raza negra con
piel muy pigmentada. No se queman nunca y necesitan una protección mínima.
Cuanto más bajo sea nuestro fototipo de piel,
más elevado será el fotoprotector que debamos utilizar.
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Ladival Avene
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